Fuego ardiente. Arde sin cesar, sin llegar a quemar. Llama que no apaga, que no cesa. Permanente es el humo, humo que esclarece, que atraviesa.
Imaginé que la llama se había apagado, fundido, pero pervive, es eterna, como todas aquellas cosas que son para siempre. Como el amor verdadero. Como el alma que llevamos dentro. Alma que prescinde de nosotros a la muerte. Como aquel corazón que acompaña aunque sea ciego.
*Porque no todo es efímero si nosotros queremos que sea eterno.
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