Hoy los abrazos calmarían tempestades.

Sube, sube fuerte la marea. Voy a volcar si no me agarro fuerte. Exiguas posibilidades de permanecer en pie. Pensé que nada me podía salvar, hasta que apareciste tú, a lo lejos, logrando escapar de esa marea y llevándome siempre contigo.

Amanecer

Que te echo de menos, que ya es tarde para ocultártelo, para mostrarme indiferente.
Desboca mi sonrisa cuando vuelvo a saber de ti, cuando sueño mis miles de amaneceres contigo.

Y es que si hay algo que destaco de hace un capítulo y medio son los amaneceres contigo.
Amaneceres que nos quedan, nos faltan, pero no sobrarán, no sobrará ni un segundo de ellos, por sigiloso que sea. Porque su secreto consiste en la envoltura del silencio que lo hace taciturno.

Rabia e impotencia.

Muerte entre escombros, con barullos desconcertantes, con miradas delatantes.

Siniestros muelles que solo bajan, bajan hacia el vacío de la humillación, hacía el vacío de lo oscuro y maligno, de lo tenebroso y estruendo.

Almas, almas sin destino, sin caminos que lleven hacia la paz y el amor.

Manos que si sostienen, que no reflejan el apoyo, que no marcan el signo de la humildad.

Palabras incoherentes, sin argumentos, sin lógica. Sin ninguna base que les sostenga.

Nada, nada que hacer para resolver este paradigma.

Bye bye, escasez de empatía, no te quiero en mi vida.

Temperatura

Y mirar e investigar el tiempo que hace allí para saber que no coges frío. Para saber que no necesitas otros abrazos que no sean los míos, otros abrazos en los que arroparte en las noches sin brillo. 

-Noches gélidas, noches desprovistas.

Elsewhere

A veces pienso como sería vivir en otro lugar que no sea el habitual, en el que mis rutinas pasen a ser aventuras, en el que desayune deseando abrir la puerta de los nuevos sentimientos, en el que mi libro esté lleno de capítulos, capítulos que contengan toda la magia del nuevo amanecer, de la existencia de un nuevo ser que se dio por aparecer hace un capítulo y medio.