Los problemas se esfumaron. La felicidad se apoderó de mi en tan solo un instante, con una "simple" compañía, con dotes de alegría.
No miré atrás, solo miraba por el presente, por disfrutar cada momento como se merece, e intentando demostrar cada sentimiento que transcurriese.
Sonreí, disfruté cada segundo, solo existía "eso" en esos momentos, me evadía de todo ajeno que no tuviese relación con aquel momento.
Yo miré por el presente, el futuro vendrá simplemente solo, sin ayuda, solo gracias a nuestros actos del momento, del presente.
Gracias a aquellos días sigo aún viva, viva por tus recuerdos, por el anhelo de volver a verte.
Ahora solo me queda llevarte en mi mente, mi corazón, tus recuerdos, en tus detalles.
Ya nada podrá superar en este efímero instante lo que tu me has hecho ver, sentir, ver que aún parte de mis ideales, pensamientos, puedo compartirlos con alguien y poder ser comprendidos.
Todo esto me dará las fuerzas suficientes para seguir con mi camino, sin olvidarme nunca de nada, guardando todos los recuerdos en mi rincón, en mi rincón de los recuerdos.
Y termino esta entrada con esta frase de Jean-Paul Richter:
"El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados"