¿Elegir?
Fundamental.
No somos nada ni nadie si no decidimos, no tenemos voz, no tenemos voto, no somos personas, somos seres inertes, seres inocentes, seres que no dejamos historia ni huella.
Nos estancamos, nos estancamos en la palma de la mano y no avanzamos, no tenemos rumbo. Somos almas muertas, somos marionetas fáciles de manejar y manipular.
¿Queréis vivir, o queréis que decidan por vosotros?
Yo quiero vivir, quiero sentir, quiero gozar, amar, rozar lo subrepticio, alcanzar lo sublime, ser la dueña de mi vida.
Sé que tomar decisiones es difícil, lo sé, si, yo, porque mi vida es continuamente duda, pero mis desdichas me han ofrecido la pericia, y yo saboreo de esa pericia.
En mis dieciocho años de vida he decidido exiguas veces, pero aquellas decisiones realizadas han sido las correctas, las adecuadas, y con ellas he alcanzado la plenitud y la satisfacción de haber elegido la opción correcta.
No sé dónde me llevará esta senda, este camino de bonanzas y desdichas, pero en ocasiones ya he elegido, ya no puedo volver a atrás, sería retroceder en el tiempo y desaprovechar los maravillosos minutos que la vida me ha regalado.
Puede que me equivoque, pero equivocarse es de sabios.
Cada persona debe conocerse a sí mismo, fundamental, la clave del triunfo. Discernir, elegir.
Si no te conoces aún del todo no te sulfures, no te agobies, no te obsesiones, mejor tarde que nunca.
Así que elige, si, elige. Pero, ¿cuándo? Ya, ahora. Yo ya lo estoy haciendo, he decidido escribir, escribir esto, pero pudiera no hacerlo.