El baile, un sentimiento, una pasión, un movimiento que transcurre por mi cuerpo, que me hace estremecer, explorar, explotar.
Refleja mi estado de ánimo, sacude mis nervios, palpita mi corazón.
Me emociona, me alegra, me entristece al son de la música, me murmulla, me dice que no pare y nunca deje de sentir, de soñar.
Con este arte destapo lo subrepticio, ilumino mi caminar, deslumbra mi mirada, no dejo de saltar.
En esta vida maravillosa hay multitud de cosas que me hacen feliz, esta es una de ellas, y seguiré haciéndola hasta que mi cuerpo no pueda más.
El sonido, el ambiente, la música…; son excusas para inquietarme, turbar la situación, para dejarme llevar. No importa el estado en el que me encuentre, la música me arrastra y no me deja atrás, me acompaña y nunca me abandona, me pide cada día más y más para aprender y poder deleitarme, para no rendirme jamás.
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